Para tres jugadores que fueron seleccionados en el Draft amateur y desarrollados por los Medias Rojas, y que ganaron al menos un título de Serie Mundial con la novena de Boston, ser exaltados al Salón de la Fama del club el miércoles por la noche en una ceremonia en el Fenway Park fue una forma mágica de extender su legado.
Este trío especial de Dustin Pedroia, Jonathan Papelbon y Trot Nixon expresó acertadamente su agradecimiento por el momento y por haber podido jugar juntos.
Con la ayuda de mi colega Molly Burkhardt, quien estuvo en el Fenway para cubrir la ceremonia mientras yo terminaba el viaje a Baltimore, aquí hay algunas emociones y perspectivas de tres jugadores que se ganaron el afecto de los fanáticos de Boston a lo largo de su carrera.
Pedroia, quien pasó toda su carrera (2006-19) con los Medias Rojas y ganó anillos de Serie Mundial con el club en el 2007, 2013 y 2018:
“Jugué con Pap en Clase-A. Y luego, cuando me subieron, Trot me ayudó. Aprendes de esos muchachos y te enseñan cómo ser profesional. Así que es bastante especial para mí ingresar con Pap y Trot, dos muchachos a los que admiraba, obviamente en altura y en todo, como compañeros de equipo y como jugadores”.
“Honestamente. Creo que lo genial del equipo del 2004 es pasar la antorcha a los muchachos más jóvenes. Y así es como tienes una franquicia ganadora y ellos tienen una especie de legado aquí. Y eso es lo que hizo Trot y todos esos muchachos. Si miras el equipo del 2004, me trataron como si yo estuviera en el equipo [y acababa] de ser seleccionado. Y por eso eran tan especiales. Por eso ganaron después de 86 años, porque eran simplemente diferentes. Creo que eso se transmitió a la siguiente generación de jugadores que llegaron después de ellos”.
Papelbon, quien estableció un récord del club al lograr 219 de sus 368 salvamentos de por vida como integrante de los Medias Rojas del 2005 al 2011:
“Mi primera reacción fue: ‘Oh, eso es increíble y genial’. Es como una culminación de toda tu carrera. Luego pregunté, ‘¿Quién más va a entrar conmigo?’ Dijeron Trot y Dustin, y para mí, eso tuvo un mayor efecto en mí que cualquier otra cosa, poder entrar con estos muchachos. Sólo por el simple hecho de que me veía a mí mismo como un jugador de todos los días”.
“Theo [Epstein] quería que fuera abridor, Tito [Francona] quería que fuera abridor. Yo no quería ser abridor. Para mí, poder participar en 75 a 80 juegos por año, era un jugador de todos los días como lanzador, ¿verdad? No creo que esos muchachos entraran al camerino un día con una camiseta limpia o un par de pantalones limpios. Así que para mí, ser exaltado con ellos fue como, ‘Hombre, esto es increíble’. Porque estos dos muchachos literalmente son peleadores y yo me veía así. Y para mí, eso fue increíble”.